jueves, 6 de enero de 2011

JESUS LLORO

En este Trimestre, estaremos estudiando una estudio interesante, sobre las emociones humanas, a la luz de la Biblia y la Psicologia Adventista, para brindarle a usted, y su familia herramientas practicas y provechosas de como tener una solucion tanto fisica, mental y espiritual, en su vida, estamos interesados en brindarte ayuda, al fin de todo conocernos a nosotros mismos es una aventura unica y fascinante, queremos que conoscas tus emociones, para que asi aprendas o apdrendamos a controlarlas, y regularlas a fin de que podamos gozar de una vida plena en Dios, estas lecciones estan preparadas por la Iglesia Adventista del Septimo Dia, quien se interesa en ayudar y brindar apoyo, queremos que te unas a nosotros, y no te pierdas estas intersantes lecciones que estaremos dando por 3 meses. Seran de mucha beneficio, esperamos que El Espiritu Santo habite en nuestras vidas y las colme a plenitud, para que seamos trasformados a semejanza de Cristo. Daniel Mora.


"Como seres humanos, somos los más racionales de todos los seres creados del mundo. Por maravillosos que sean, los perros, las ranas, las orugas y los asnos no tienen nuestra capacidad de razonar.

No obstante, aun con todas nuestras capacidades de lógica y racionalidad, también somos seres emocionales. Se podría alegar, justificadamente, que las emociones rigen nuestra vida más de lo que la razón lo hace, o podrá hacerlo.

Las emociones son buenas; sin ellas, apenas seriamos humanos. (¿Qué clase de persona no conoce el amor, la compasión, la simpaa, el temor o la tristeza?) Los robots son capaces de actuar sin emociones; nosotros jamás podríamos hacerlo.


Por supuesto, viviendo en un mundo de pecado, nuestras emociones a menudo nos generan gran dolor. La enfermedad, la guerra, la pobreza, los desastres naturales, la inseguridad económica, los problemas de familia ¿cómo no podrían causar temor, tristeza y pena, que nos son tan familiares?


Consideren, además, ¡las reacciones emocionales que suscito nuestro mundo en Jesús! "Jesús lloro" (Juan 11:35). "Entonces [Jesús], mindolos alrededor con enojo" (Mar. 3:5). Jesús dijo: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte" (Mar.14:34). "Jesús entonces, al verla llorando, ya los judíos que la acompañaban, también Llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió" (Juan 11:33). "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto" (Isa. 53:3).


En Hebreos se expresa bien esta increíble verdad acerca de nuestro Señor: "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado! (Heb. 4:15). Esos son los sentimientos de nuestras debilidades y, como todos sabemos, estos pueden ser muy malos.

Tristeza, dolor, pena... no están equivocados, no son pecaminosos. No mostramos falta de fe o de confianza cuando respondemos a los trastornos de la vida con tales emociones. Después de todo, Jesús respondió con emociones. Hoy, estamos separados por miles de años del "¡árbol de la vida!” (Gen. 2:9). Nuestro ADN se ha debilitado. Somos mercadería dañada y, en oposición a los mitos de la evolución, solo estamos empeorando. No es extraño, entonces, que el pecado también haya cobrado su tributo sobre nuestra salud emocional. Muy a menudo, en vez de controlar nuestras emociones, ellas nos controlan a nosotros, aun hasta el punto de impulsarnos a tomar decisiones radicalmente equivocadas, que nos producen todavía más dolor y pena. Afortunadamente, no siempre debe ser asi' EI Señor tiene algo mejor para nosotros.


Las lecciones de este trimestre consideran las emociones humanas y nos presentan principios bíblicos acerca de la manera en que podemos comprender nuestras emociones y buscar el poder de Dios para ponerlas bajo su amante soberanía. Consideraremos personajes bíblicos, concentrándonos en sus reacciones emocionales a lo que les sucedía, cosas buenas o malas, y nos haremos esta importante pregunta: ¿Que podemos aprender de sus experiencias que nos pueda ayudar con las nuestras? Por supuesto, algunas personas -especial mente aquella cuyos problemas emocionales son causados por problemas físicos, tales como un desequilibrio químico- necesitan ayuda profesional cuando está disponible, aunque en ninguna situación deberíamos limitar el potencial de Dios de traer salud a la vida de cualquier persona.

Es nuestra oración que las lecciones de este trimestre, en el contexto de comprender nuestras emociones, nos ayuden a buscar al Señor, quien nos ha otorgado la mayor emoción de todas: el amor. Finalmente, sin importar nuestros altibajos emocionales, que podamos aprender a solazarnos en ese amor, especial mente cuando estemos "abajo" y, entonces, que por la gracia de Dios reflejemos ese amor a otros. Porque, al fin, no importa cuáles sean nuestras tristezas, "¡el amor nunca deja de ser! (1 Cor. 13:8)."

El Dr. Julián Melgosa es decano de la Escuela de Educación y Psicología de la Universidad de Walla Walla, Estado de Washington, Estados Unidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario